Sergio

Sergio

lunes, 27 de abril de 2009

Historias-2


Hubo una vez una piedra.
Una piedra que de pronto tomó conciencia de si misma. Era grande y pesada, y estaba en lo alto de una colina. Se enseñoreaba desde su
privilegiada posición. Algunas veces, un enorme león se posaba en lo alto de ella. Oteaba el horizonte mientras tomaba el sol. Otras veces el león dormitaba al atardecer, tumbado sobre su lisa superficie, mientras la piedra le devolvía el calor que el sol le había suministrado durante horas y horas.
Mucho tiempo después, esa piedra fue consciente del paso del tiempo. Se
dio cuenta de que a veces sentía el calor del sol, y después el frío y la humedad de la noche. Se dilataba y contraía en una sucesión de días que parecían interminables.
Esta serie de dilataciones y contracciones hizo que su superficie se agrietara. Primero fue un imperceptible hilo quebrado que surcó uno de sus extremos. Pero poco a poco, aparecieron más y más grietas, y estas acabaron surcando toda su superficie.
Por las grietas se filtraba el agua, y el polvo, y la tierra. Luego, pequeñas briznas de hierba brotaron de ellas, y sus
raíces empujaron con increíble fuerza las paredes.
Ya no eran grietas como arrugas, era un verdadero salpullido.
Perdió la cuenta de cuantos leones distintos la utilizaron como atalaya. Su cuerpo se cubrió de arrugas, y las plantas ocuparon como penachos dispersos su cuerpo herido.
Hasta que un día pasó.
No supo muy bien como, pero de pronto dejó de ser una piedra. En toda la pradera se escuchó un sordo crujido.
Fue como un fugaz alumbramiento. A partir de ese momento ya fueron dos.
Nunca más se volvió a sentir sola.

miércoles, 22 de abril de 2009

Historias-1


Íbamos a ver a David. Hoy toca de nuevo atravesar la Ruta del Toro.
A través de los cristales del coche se veía pasar todo. La carretera, con sus líneas blancas recostadas sobre el alquitrán. A veces continuas, otras discontinuas, otras con resaltes luminosos, otras dos
juntitas, una continua y otra discontinua... Más allá el campo. Verde, primaveral, inmensamente hermoso por esta fértil tierra del sur de España. Los toros bravos, paseando por las praderas y acariciando las colinas. Miles de arboles frondosos. Y agua. Mucha agua. Agua dulce, formando un plateado charco que refleja el cielo. Y miles de colores. Las flores que alfombran esos campos. Lilas, rojas, amarillas, blancas.
Por un momento pensé en que se sentiría siendo una flor. Me metí dentro de un tallo verde y rodeé mi
carita con pétalos de llamativos colores. Olía muy bien, y el viento me mecía suavemente mientras el sol del atardecer me invitaba a dormitar en medio de la paz de la tarde. Ya no había nada más. Olvidé quien era, solo era una flor.
Oí el zumbar de una abeja, y sentí picores. Aunque no tenía ojos ni podía ver, supe que eran pulgones que
pastaban por mi largo cuello. Tampoco podía ver el paisaje que me rodeaba, porque no tenía ojos. Aunque entonces me dije: No tengo ojos porque ahora soy una flor. Pero si soy una flor no tengo cerebro, ni conciencia, así que tampoco puedo estar pensando esto. Luego no soy una flor. Debo de estar soñando. Pero entonces, algo me tapó el sol de repente. Sentí una tremenda agitación y como me arrancaban de cuajo del tallo. Supe por un instante que estaba en la boca de una vaca que iba a comerme. Quise gritar pero entonc.........................
-La verdad es que la hierba está deliciosa estos días, -pensó la vaca. -Tengo que aprovechar ahora, antes de que llegue el verano y se seque todo.
-Vaya, lo que no me gusta nada son estas
florecitas amarillas que crecen entre la hierba-y mientras estornudaba añadió-¡¡que asco!!

domingo, 19 de abril de 2009

Unidos


Hola a todos los que estais ahí.

Supongo que compartimos los mismos sentimientos, los mismos miedos y la misma desazón por las personas que más queremos.

Sergio es un chico de 4 años precioso, dulce y feliz. Pero también es un chico autista.

Vivimos en el Campo de Gibraltar, en este rincón al sur de España, donde el viento de levante azota nuestros corazones y las cumbres de nuestra vecina Africa en algunos momentos parece que se pueden tocar con la punta de los dedos.

Sergio necesita una atención especial. Necesita un trabajo profesional para sacar lo mejor de el mismo, mejorar y desarrollar sus habilidades sociales y conseguir que el futuro sea lo mejor posible para el y para nosotros, sus padres.

Hemos buscado por la zona, pero nada de lo que hemos encontrado nos ha resultado satisfactorio. Por eso, despues de darle muchas vueltas y comentar nuestras necesidades y preocupaciones con otros padres que hemos conocido con similar situación hemos decidido que lo mejor es ponernos en marcha.

Por eso estamos pensando crear una asociación. El próximo día 23 de Abril a las 11 nos reuniremos en Algeciras, en la Clinica Santa Ana para cambiar impresiones. Si puedes y quieres estar con nosotros no faltes. Cuantos más seamos, más lejos llegaremos. Nuestra lucha es para conseguir lo mejor para los que más queremos.

Esperanza y Jesus, nos gustaria que también vosotros participarais. Os esperamos

martes, 14 de abril de 2009

Crecer


Hoy lo rayos del sol daban a tus ojos un brillo espectacular. Tu sonrisa lo invadia todo. Tu dulzura impregnaba nuestros corazones.
Cada día es un paso largo, continuo, un llenarnos de satisfacción y de orgullo por tus ganas de aprender, por tu alegría constante, por tus ganas de comunicarte. Puede que a veces nos sepa a poco, pero créenos que somos conscientes de lo mucho que has avanzado, de lo mucho que te has esforzado y de lo mucho que has aprendido.
Hoy, la lluvía humedeció tu pelo, pero no tu risa, las nubes ocultaron el horizonte y perdimos de vista nuestra vecina África, pero la ilusión empapó nuestra alma cansada y dolorida, y se recargaron las pilas de nuestros corazones.
Hoy sentía que el calor de tu mano me llenaba de fuerzas para seguir luchando, y esos abrazos que tanto me gustan, me hicieron sentir que merece la pena avanzar, que hay que mantener el paso firme. Hoy me has recordado que hay tantas cosas buenas que no se compran con dinero, tantos momentos mágicos que hay que cazar al vuelo, tantos instantes fugaces que hay que andarlos de puntillas para no romper el hechizo (como decía Serrat).
Hoy, para tí, mi homenaje, mi beso, mi amor, mi respeto, mi todo.
Te quiero.