Sergio

Sergio

domingo, 14 de noviembre de 2010

MAÑANA


Tu mirada. Siempre tu mirada, de limpios reflejos y profundidad inmensa. Esa mirada esquiva que tantas veces parece sonreír. También otras veces, cuando consigo que fijes tus ojos en mí, y leas en mi rostro todo el amor que siento por ti, parecería que ríes muy en el fondo. Tal vez incluso te ríes de mí, de mi fragilidad, de mis miedos, de mi frustración y mi tristeza.
Mañana nadie sabe como será. Quien será el último en marcharse y quien dejará el barco de forma imprevista.
Poca gente habrá llegado a saber de la dulzura de tu mirada y de la calidez inmensa de tus abrazos. Pocos sabrán de tu risa cristalina y de esa sonrisa preciosa que hace temblar mi alma.