Sergio

Sergio

jueves, 31 de julio de 2008

Entrando en su mundo

Hace muchos meses ya, mucho antes de que nos dijeran que Sergio sufría un transtorno del espectro autista, que Lucía y yo nos mirabamos a veces, en momentos en que nos costaba tanto que Sergio nos atendiese, nos escuchase, nos mirase. Momentos en los que parecía una batalla perdida el que nos dedicase al menos una pizca de atención; momentos en que parecía evadido en un imaginario mundo, feliz, a veces riendose a carcajadas y mirando al infinito, a un rincón de la habitación, al techo. Comentabamos lo mucho que daríamos por estar un momento dentro de su mente, saber que pensaba, que sentía, que pasaba por su imaginación, que le mantenía evadido, que cosas le retenian en ese mundo feliz e imaginario, tan alejado de nuestro lado aunque estuviesemos tocándonos. Hubieramos querido viajar con el, reirnos con el, soñar con el, entenderle, saber que sentía, que pensaba...
Luego volvía a nuestro lado, con esa sonrisa tan adorable, y no parecía entender nuestra mirada de preocupación y desasosiego.
Ahora al menos entendemos un poco más. Aún no conocemos que habita en su mundo, adonde de vez en cuando se marcha contento, con su radiante sonrisa. Nunca sabremos que encuentra cuando viaja a su mundo imaginario, aunque daríamos cualquier cosa por acompañarlo hasta allí, aunque solo fuera una vez.
Entretanto, un poco perdidos entre estos dos mundos, intentamos acercarnos al suyo todo cuanto podemos y sabemos, con nuestra torpeza de primerizos en esta clase de viajes. Entretanto también, intentamos rescatarlo cuanto podemos, para acercarlo a nuestro mundo, tal vez mas feo y mas aburrido, seguro que mas duro y cruel, pero a fin de cuentas, un mundo por el que tendrá que transitar, que convivir, ojalá que amar, esperamos que durante muchos años.
Ahora, escuchando una de las frases mas hermosas que he oido nunca en una canción "hago pajaros de barro... y los echo a volar", secandome aun las lagrimas que se me han escapado mientras leia las palabras de Amparo en su blog Nadie tan feliz, aprendiendo a manejar esta ventana que compartimos frente a la pantalla del ordenador, me ajusto la mochila a la espalda para continuar este viaje que acabamos de iniciar, sumándonos a los que ya llevais un trecho recorrido.
Gracias por todo. Esperamos que podais enseñarnos a hacer el camino un poco mejor. Contad con nosotros para ayudar en lo que podamos, a empujar en los repechos, y para compartir experiencias, alegrias, y también penas.

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